En defensa de los videojuegos
Como participantes de
la cultura gamer, consideramos
necesario escribir el presente escrito debido a que los constantes juicios negativas
que recaen sobre este medio –por lo tanto, también, sobre sus consumidores-
crecieron en demasía.
Hemos de decir que,
aunque somos fanáticos de los videojuegos, esto no va a disminuir el criterio
que vamos a desarrollar sobre ellos a continuación. No, en absoluto. Y es que pese
a que el título anticipa la tesis del escrito, es sabido que es prejuicioso
juzgar sin conocer.
¿Qué es, pues, lo que
asumen estos supuestos críticos?
Ø
Los
videojuegos son un medio de escape a la vida-realidad y no enseñan nada.
Seguramente habrá más
opiniones negativas. No, más bien estamos seguros de que las hay. Sin embargo,
¿Qué se quiere decir con este punto? ¿Es que la vida no implica
entretenimiento? Refutemos esto, pues, y digamos que es legítimo entretenernos.
Frente a este
argumento nosotros asumimos que casi todo es pasatiempo, hacemos lo que nos
gusta porque, valga la redundancia, nos gusta. ¿Qué nos impide que luego de
hacer los deberes, es decir, luego de un momento de entretención, nos
entretengamos más? Absolutamente nada.
Es un argumento vacío
decir que los videojuegos no enseñan nada. Se sabe que conjugan musicalidad (Banda
sonora) con expresividad artística (Escenarios) e incidencia del jugador en la
obra (Jugabilidad y mecánica del juego). A modo de ejemplo -y como conclusión-
un breve repaso por juegos como Dark Souls, Demon Souls que se sirven de la
épica medieval para retratar sus escenarios acompañados de una fantástica banda
sonora o juegos como Fornite, Free fire, Counter strike, que promueven la
coordinación de estrategias y el trabajo en equipo pueden dar cuenta de esto
que acabamos de mencionar.
Autores: Griselda Maria Diaz y Michel Anthony Manga