miércoles, 9 de septiembre de 2020


En defensa de los videojuegos


Como participantes de la cultura gamer, consideramos necesario escribir el presente escrito debido a que los constantes juicios negativas que recaen sobre este medio –por lo tanto, también, sobre sus consumidores- crecieron en demasía.

Hemos de decir que, aunque somos fanáticos de los videojuegos, esto no va a disminuir el criterio que vamos a desarrollar sobre ellos a continuación. No, en absoluto. Y es que pese a que el título anticipa la tesis del escrito, es sabido que es prejuicioso juzgar sin conocer.

¿Qué es, pues, lo que asumen estos supuestos críticos?

Ø  Los videojuegos son un medio de escape a la vida-realidad y no enseñan nada.

Seguramente habrá más opiniones negativas. No, más bien estamos seguros de que las hay. Sin embargo, ¿Qué se quiere decir con este punto? ¿Es que la vida no implica entretenimiento? Refutemos esto, pues, y digamos que es legítimo entretenernos.

Frente a este argumento nosotros asumimos que casi todo es pasatiempo, hacemos lo que nos gusta porque, valga la redundancia, nos gusta. ¿Qué nos impide que luego de hacer los deberes, es decir, luego de un momento de entretención, nos entretengamos más? Absolutamente nada.

Es un argumento vacío decir que los videojuegos no enseñan nada. Se sabe que conjugan musicalidad (Banda sonora) con expresividad artística (Escenarios) e incidencia del jugador en la obra (Jugabilidad y mecánica del juego). A modo de ejemplo -y como conclusión- un breve repaso por juegos como Dark Souls, Demon Souls que se sirven de la épica medieval para retratar sus escenarios acompañados de una fantástica banda sonora o juegos como Fornite, Free fire, Counter strike, que promueven la coordinación de estrategias y el trabajo en equipo pueden dar cuenta de esto que acabamos de mencionar.


Autores: Griselda Maria Diaz y Michel Anthony Manga

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